Alejandro Wajner: El asesinato de Fremd fue “un acto antisemita que carece de lógica”

20/Mar/2017

MARZO

Alejandro Wajner: El asesinato de Fremd fue “un acto antisemita que carece de lógica”

En el día de ayer, 19 de marzo, la colectividad judía uruguaya homenajeó a David Fremd (Z’L), ciudadano uruguayo integrante de la comunidad judía de Paysandú, víctima del terrorismo criminal. El acto se realizó bajo la consigna “Reflexiones sobre antisemitismo”. En el mismo hubo un mensaje comunitario del Presidente de la Comunidad Israelita de Paysandú, Alejandro Wajner; la liturgia estuvo a cargo del rabino de la Comunidad Israelita Sefaradí, Menajem Tzadok, y por Jagay Alfassa de la Nueva Congregación Israelita; se presentó el escritor argentino Marcelo Birmajer, con introducción de Pipe Stein, y hubo participación de integrantes de la Federación Juvenil Sionista. A continuación presentamos el Mensaje por David, brindado por Alejandro Wajner, Presidente de la Sociedad Israelita de Paysandú.
Mensaje por David
Por Alejandro Wajner
Presidente de la Sociedad Israelita de Paysandú
El 8 de marzo de 2016 es un día que el pueblo judío no va a olvidar. Fue el día en que la sociedad uruguaya perdió forzosamente su ingenuidad; la comunidad judía de Paysandú fue despojada de uno de sus mejores exponentes y muchos de nosotros perdimos a un amigo. David, un buen tipo, un tipo conocido, apreciado y valorado por su entorno. Un ser humano comprometido e inteligente.
Por motivos que nunca lograremos asimilar, se cruzó con la persona incorrecta en el momento incorrecto, un fanático consumido por sus propios demonios. Un individuo subsumido en un sistema de creencias que se reconocen superiores al resto. Un acto que socava la democracia.
¿Cómo puede entenderse lo sucedido? Si apelamos a nuestra lógica y raciocinio, la situación se torna ininteligible. Una situación del tipo que obliga al creyente a cuestionar su fe, que inclina el fiel en la balanza del agnóstico y refuerza la idea de que estamos librados a los designios del destino.
Lamentablemente, nos acorrala contra la única respuesta posible: se trata de un acto antisemita, que carece de lógica de la misma forma que carecieron por los últimos 2000 años. Fue el día en que el yihadismo mundial llegó a un recóndito rincón del mundo llamado Paysandú y atacó con toda su furia; otro día en que las herramientas que el Hombre creó para progresar se le volvieron en su contra.
¿Por qué esto ocurrió en Uruguay? ¿Por qué en Paysandú? Son algunas de las preguntas importantes que debemos realizarnos. El país de la sociedad amortiguadora e hiperintegrada fue testigo por segunda vez en solo 30 años del asesinato de un judío por motivos de odio. No fueron menores las vacilaciones que se suscitaron respecto a la naturaleza del hecho, pero ¿Por qué debemos considerar como terrorista un incidente de estas características en Francia, Inglaterra, España, Estados Unidos o Turquía y tanto nos cuesta verlo de la misma manera en Uruguay? Por detrás de esta digresión yace nada más ni nada menos que la cuestión de la intencionalidad del acto, el respeto por la memoria de David y la manera de plantearse el problema hacia el futuro.
Afirmarlo no me resulta grato ni sencillo, pero posiblemente y sin proponérselo, se enviaron en el pasado señales desde el discurso gubernamental que, de manera un tanto irresponsable, legitimaron determinado tipo de iniciativas. Principalmente, a raíz de la falta de entendimiento de cómo los hechos internacionales tienen fuerte repercusión sobre las realidades locales.
Ello fue acompañado por una cuota de pasividad social en la que estamos inmersos: absorbidos por nuestras rutinas, no fuimos capaces de mirar a nuestro lado y dar la voz de alerta. Debemos considerar que es difícil que este tipo de hechos sucedan si el perpetrador no cree que el contexto lo avala, si no percibe un determinado grado de respaldo en su sistema de valores.
Dicho esto, debemos también remarcar los haces de luz que iluminaron el camino: hubo un país al que le dolió verse en el espejo y lo supo demostrar. Hay que reconocer en primera instancia la participación de José Ramón Soca en la captura del asesino. Este hombre se transforma en un ejemplo de heroísmo por mérito doble: en primera instancia, por haber saltado la barrera de la indiferencia y aun en mayor grado por hacerlo en una situación de riesgo mayúsculo. “Lo contrario del amor no es el odio, es la indiferencia”, dijo el Premio Nóbel de la Paz Elie Wiesel.
A nivel general, la reacción de la sociedad de Paysandú fue masiva e instantánea: por millares se volcaron públicamente a condenar el hecho. De la misma manera, se impulsó la colocación de un monolito recordatorio que fue inaugurado el pasado 8 de marzo. Todo ello fue impulsado por un núcleo de amigos que no pertenecen a la comunidad judía, en una fiel demostración de que los valores en juego son los valores universales.
Como nota a pie de página, y por obvio no deja de ser paradójico, las principales manifestaciones de solidaridad se canalizaron a través del uso de las mismas redes sociales que sirvieron a los promotores de este tipo de Islam radical para el adoctrinamiento ideológico del perpetrador del crimen.
Al final del día, lo que nos resta preguntarnos es “¿cómo seguimos de aquí en más?”
Me gustaría traer ante ustedes hoy una máxima del Baal Shem Tov de hace casi 300 años: “En la memoria yace el secreto de la redención”. Aunque hayan preguntas que nunca encontrarán respuesta y actos a los que no encontraremos justificativo, podemos apaciguar el dolor a través de la memoria; y agrego, a través de la memoria transformada en un legado, un legado de valores y actitudes que nos permitan crecer como individuos, como comunidad y como sociedad.
Mi amigo Rafa nos había ofrecido la respuesta casi desde el comienzo, cuando dijo -con envidiable lucidez- que “El odio se combate con luz”, enfatizando el que es nuestro leitmotiv como pueblo desde las épocas bíblicas: el aporte desde la construcción positiva.
Al respecto, es sugestivo que en hebreo las palabras soblanut (“tolerancia”) y sebel (“sufrimiento”) compartan la misma raíz. ¿Qué quiero expresar con ello? Que esta construcción se debe canalizar sin dudas a través del esfuerzo por la coexistencia, pero a partir de un axioma muy contundente: es derecho de todos desarrollarnos en armonía: por principio moral de nuestras sociedades así como por derecho constitucional.
Anhelo de corazón que nuestros próximos encuentros se celebren por motivos más alegres, pero mientras tanto, debemos apegarnos a nuestro legado primigenio: ZAJOR, “recordar”.
En memoria de David Fremd, zijronó librajá.